StMU Research Scholars

Featuring Scholarly Research, Writing, and Media at St. Mary's University

Artículo original escrito por: Charli Delmonico

Traducido por: Ángela Vargas y José María Gallegos

La noche del 20 de septiembre de 1973 es considerada una de las noches más influyentes en la historia de las mujeres en Estados Unidos. En esa gran noche, en el Astrodome de Houston, tuvo lugar la famosa “Batalla de los Sexos” y, hasta el día de hoy, se considera uno de los partidos de tenis más vistos de todos los tiempos. 1 Billie Jean King, una campeona de tenis de veinticinco años, entró en la cancha del estadio acompañada de sus escoltas masculinos, mientras que Robert (Bobby) Larimore Riggs, una leyenda del tenis masculino de cincuenta y cinco años, entró con su grupo de mujeres escasamente vestidas y una chaqueta adornada que decía “Sugar Daddy” en el frente. Este partido de tenis no fue solo un evento amistoso de exhibición. King luchaba por la liberación de las mujeres, mientras que Riggs luchaba por reforzar la superioridad de los hombres, y todos lo sabían.

Billie Jean posa con Bobby Riggs en la cancha de tenis, septiembre de 1973 |Cortesía de Wikimedia Commons.

Riggs había entretenido públicamente la idea de que los hombres son simplemente mejores que las mujeres, especialmente cuando se trata de deportes. Recientemente había jugado y derrotado contundentemente a Margaret Court, otra destacada jugadora del tenis femenino, lo que pasó a ser conocido como la “Masacre del Día de la Madre”, pero su misión era demostrar que podía vencer a una de las mejores jugadoras de tenis del mundo: Billie Jean King. 2 Quería que todos vieran que los hombres ganan más dinero en premios que las mujeres en el tenis profesional porque son más hábiles. Con entusiasmo, King aceptó el desafío. Durante los meses previos al partido, siguió entrenando duramente a pesar de las constantes teatralidades y la presencia de los medios de comunicación que debía permitir, porque sabía que nadie más tendría esta oportunidad nuevamente. King tenía la plataforma para demostrar que las mujeres son más que capaces de competir al más alto nivel, como lo hacen los hombres, y que merecen el mismo pago por ello. Cargó sobre sus hombros las esperanzas y sueños de todas las mujeres, y en ese momento nadie sabía lo trascendental que sería ese partido en las décadas venideras.

 

 


Billie Jean King fue una feminista temprana y abierta que coincidía con los ideales de la “segunda ola del feminismo”. 3 La segunda ola del feminismo es el movimiento por el cambio social que promueve la igualdad entre hombres y mujeres, y va mucho más allá del derecho al voto femenino, que se considera la primera ola del feminismo. 3 Problemas importantes como el trato igualitario en el lugar de trabajo, la igualdad salarial, el derecho de la mujer a decidir sobre su propio cuerpo y el impulso por el reconocimiento de estos conceptos en el gobierno y la política, son parte de la segunda ola del feminismo. Esta era feminista comenzó con un informe redactado por el Comité sobre el Estatus de la Mujer de la Primera Dama Eleanor Roosevelt en 1963. El informe instaba a todos a reconocer que las mujeres no estaban siendo tratadas de manera justa ni equitativa en el trabajo, y abogaba por la licencia de maternidad, un salario adecuado y cuidado infantil a precios razonables. El 10 de junio de 1963, el Congreso aprobó la Ley de Igualdad Salarial, que consideraba ilegal pagar a una mujer menos que a un hombre por el mismo trabajo de igual calidad. En ese momento, demasiadas mujeres estaban atrapadas en trabajos y actividades estereotípicamente femeninas, como ser madres, secretarias o enfermeras. No se les había dado la oportunidad de dar un gran paso fuera del ámbito tradicional, y eso era precisamente lo que la segunda ola del feminismo luchaba por cambiar. La Ley de Derechos Civiles de 1964 declaró que la discriminación por género o raza era ilegal en el lugar de trabajo, y aunque eso ayudó a reducir la discriminación, no se extendió completamente a los hogares de los estadounidenses, donde se esperaba que las mujeres cuidaran a los niños y limpiaran la casa de manera incondicional. Sin embargo, poco después de la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1964, la Comisión de Oportunidades Igualitarias en el Empleo (EEOC) se encargó de investigar los casos en los que las mujeres no recibían un trato justo de acuerdo con el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964. Esto garantizó que las mujeres tuvieran oportunidades iguales, permitiéndoles así salir de sus roles tradicionales para convertirse en doctoras, ingenieras o incluso dueñas de negocios. Las escuelas no podían negarles la entrada simplemente porque fueran mujeres, ya que hacerlo violaría la ley. Betty Friedan, autora de The Feminine Mystique (un libro inspirador que alentó a las mujeres a soñar con más libertad en su vida), fue vista como la fundadora de la segunda ola del feminismo. Friedan había creído que el gobierno no cumplía el Título VII de la Ley de Derechos Civiles de 1964, por lo que fundó la Organización Nacional de Mujeres (NOW), una organización dedicada a la “igualdad plena de las mujeres.” 4 Otra figura icónica del feminismo en esa época fue Gloria Steinem, una mujer que animó a todas las mujeres a involucrarse en este movimiento viajando por todo Estados Unidos, reuniendo a mujeres y asegurándoles a todos que este movimiento no estaba dirigido solo a mujeres blancas y adineradas. Inspiró a la gente al hablar en el Senado a favor de la Enmienda de Igualdad de Derechos (ERA) y al publicar una revista llamada “Ms.”, que rápidamente se convirtió en un lugar en que las feministas se mantenían al tanto del progreso de los temas más importantes. Billie Jean King se unió a su esfuerzo para presionar al Senado a aprobar la Enmienda de Igualdad de Derechos en 1972, solo un año antes de que jugara contra Bobby Riggs. 5


 

Billie Jean King espera en el vestuario su partido de tenis, 1978 | Cortesía de Wikimedia Commons

48 millones de americanos estaban viendo el famoso partido, ya sea en el Astrodome de Houston o en sus televisores en casa. La multitud estaba dividida entre hombres y mujeres. Las mujeres apoyaban a Billie Jean King y la veían como su representante personal en la lucha por la igualdad de derechos, tanto en el deporte como en la sociedad en general. Los hombres animaban a Bobby Riggs, sabiendo que su papel principal era destruir la idea de que las mujeres tienen las capacidades de ser iguales a los hombres, especialmente en los deportes. El premio del partido era de 100,000 dólares estadounidenses, pero nada se comparaba con lo que realmente estaba en juego. 6

Finalmente, el partido comenzó. Riggs llevaba su chaqueta de “Sugar Daddy” durante los tres primeros partidos del primer set, ya que creía que sería como un paseo por el parque como lo había sido con Margaret Court. King jugó su juego usual, el que le había ganado cinco títulos de Wimbledon, y se encontraba cerrando voleas en la red repetidamente, lo que obligaba a Riggs a correr por toda la cancha o simplemente perder el punto. Su plan era cansar al jugador de cincuenta y cinco años, y lo logró. Riggs se quitó rápidamente la chaqueta después de darse cuenta de que se requeriría un esfuerzo considerable para vencer a King. No esperaba que ella fuera una competidora tan dura; Riggs era un firme creyente en todo lo que le decía a la prensa sobre que las mujeres no podían competir con los hombres en una cancha de tenis. Después de hacer correr a Riggs por toda la cancha, King ganó el primer set 6-4, y las mujeres que miraban tuvieron una pequeña victoria con mucho más por venir. 7

 


Estados Unidos estaba absorbido por el partido King vs. Riggs, y la política en torno a este también ayudó a resaltar la importancia del Título IX. El Título IX era parte de las Enmiendas a la Educación de los Estados Unidos de 1972 que se centraban en la discriminación de género en la educación. La ley establecía que “Ninguna persona en los Estados Unidos será, por motivo de sexo… sometida a discriminación en ningún programa o actividad educativa que reciba asistencia financiera federal.” 8 Según esta ley, era ilegal discriminar a las mujeres o niñas en cualquier escuela que recibiera fondos federales del gobierno de los Estados Unidos. Hay muchos ejemplos de atletas universitarias a quienes se les discriminaba debido a la suposición de que su género era inferior. En la década de 1960, antes de que el Título IX fuera ley, las reglas para el baloncesto femenino diferían significativamente de las del baloncesto masculino porque se pensaba que la resistencia de las mujeres no era suficiente para manejar un partido de cancha completa. Las mujeres también debían pasar el balón después de driblarlo solo tres veces. El primer partido de baloncesto normal, de cancha completa, que las mujeres pudieron jugar ocurrió en 1969. A finales de la década de 1960, una estudiante llamada Kathrine Switzer de la Universidad de Syracuse, en Nueva York, entrenó de manera no oficial con el equipo masculino de campo traviesa de la universidad, antes de que el entrenador le dijera que las mujeres eran incapaces de correr un maratón. Decidida a demostrar de lo que las mujeres son capaces, Switzer corrió 31 millas en su práctica (5 millas más que un maratón), y luego compitió y terminó el Maratón de Boston en 1967. Incluso después de que se aprobara el Título IX, las mujeres aún tuvieron dificultades para recibir un trato igualitario porque sus instalaciones eran inferiores a las de los hombres. En 1975, el exitoso equipo de remo femenino fue objeto de burlas por usar el gimnasio, y tuvieron que usar botes que eran inferiores a los de los hombres. Después de entrenar en las frías aguas, las remeras fueron obligadas a subirse al autobús del equipo y esperar, mientras que los hombres podían relajarse en las duchas calientes del vestuario junto al río antes de unirse a las mujeres en el autobús. En ninguna circunstancia se les permitió a las mujeres usar las duchas de los hombres, incluso cuando ellos no entrenaban con ellas. El 3 de marzo de 1976 marca el día en que las remeras decidieron que ya era suficiente con este despreciable maltrato. Fueron al director de educación física de la Universidad de Yale y se quitaron las camisas para mostrar las letras que habían escrito sobre ellas mismas, las cuales formaban la palabra “Título IX” para protestar por la diferencia en la financiación entre las instalaciones de los hombres y las suyas. Uno de los reporteros de la escuela documentó toda la escena, y la historia llegó hasta el New York Times. Los estudiantes de Yale comenzaron a darse cuenta de lo inaceptable que era que el equipo de remo femenino fuera tratado como ciudadanos de segunda clase, a pesar de que eran increíblemente talentosas y trabajadoras. Estas jóvenes competían a un nivel increíblemente alto en una de las universidades más prestigiosas del país, y, sin embargo, no se les permitía ducharse. Por todo el país, la actitud de la gente comenzó a cambiar positivamente con respecto al Título IX. 9


Aunque King afirmó que otorgar igualdad a las atletas femeninas era simplemente “lo correcto”, con el Título IX (al cual apoyó firmemente), la igualdad se convirtió en ley. 10 A medida que las universidades se vieron obligadas a asignar más fondos a los deportes femeninos, cada vez más mujeres se involucraron en el atletismo y comenzaron a entrenar arduamente para ser aceptadas en los equipos deportivos universitarios. El número de atletas femeninas participando en deportes universitarios en los Estados Unidos creció de 16,000 en 1966 a 64,000 en 1976, y para 1980, una cifra inspiradora de 100,000 mujeres competían en equipos deportivos universitarios en todo el país. Esta ley se reforzó aún más cuando el Congreso aprobó la Ley de Restauración de los Derechos Civiles, que estableció que todos los programas deportivos debían cumplir con las reglas del Título IX, independientemente de si recibían fondos federales del gobierno de los Estados Unidos o no. El aspecto legal del Título IX hizo que fuera más común que las mujeres compitieran a nivel universitario, ayudando así a cambiar aún más las actitudes de las personas sobre las mujeres que practicaban deportes de alto nivel e intensidad. La idea de los deportes femeninos evolucionó aún más después de que Ann Meyers recibió la primera beca deportiva completa para jugar baloncesto en la Universidad de California, Los Ángeles, en 1974. Ella se convirtió en la primera mujer en firmar un contrato con la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) y finalmente destacó como comentarista deportiva exitosa. Meyers tuvo oportunidades increíbles en su vida simplemente porque se reconoció su talento y se le proporcionaron los recursos necesarios para desarrollar y mejorar sus habilidades deportivas, todo gracias a la aprobación del Título IX. Cuando todos los deportes femeninos comenzaron a recibir financiamiento adecuado, más mujeres se sintieron motivadas a competir a nivel universitario. 11


Después de haber ganado el primer set 6-4, Billie Jean King sabía que no podía bajar la guardia. Las mujeres de todas partes confiaban en que ganara este partido, y ella no iba a decepcionarlas después de haber llegado tan lejos. Billie Jean continuó con la misma estrategia que había usado en el primer set: confiar en su sólido revés y su juego de saque y volea para cansar a su oponente mayor. En este punto, Riggs ya no hacía bromas ni trataba de entretener al público con sus comentarios y gestos degradantes; simplemente intentaba mantenerse en el partido. Con un poco menos de esfuerzo que el necesario en el primer set, King ganó el segundo set 6-3. Tenía que mantenerse concentrada para no perder la cabeza en el partido; es muy fácil para los tenistas adelantarse mentalmente y sentirse como si ya hubieran ganado el partido, incluso cuando este aún no ha terminado. Siendo la verdadera campeona e ícono que es, Billie Jean jugó con la misma intensidad en el tercer set que había hecho en los dos primeros. Finalmente, ganó el último set 6-3, llevándose la victoria total del partido y demostrando tanto a Bobby Riggs como a todos los que estaban viendo que las mujeres son tan capaces como los hombres. 12

Esta importante victoria trajo consigo grandes cosas para el futuro de Billie Jean King, así como para el futuro de todas las mujeres que deseaban experimentar la libertad de perseguir lo que quisieran en la vida, sin las limitantes restricciones impuestas por el género. Aunque todavía quedaban muchas luchas por enfrentar después de esta trascendental ocasión, este partido brindó un evento inspirador en el que la gente podía unirse. A finales de la década de 1970, Billie Jean se retiró de su exigente agenda de tenis y prometió dedicar unos meses al año a jugar tenis en la World Team Tennis, un evento que muchos fanáticos del tenis disfrutan ver. Tres décadas después de este famoso partido, fue entrevistada nuevamente sobre el significado histórico del día en que venció a Bobby Riggs, a pesar de las presiones mentales del evento. Recordó que “[su] trabajo en el partido, [que] recuerda con mucha claridad, era cambiar los corazones y las mentes de las personas para que coincidieran con la legislación del Título IX y con lo que [ellas] estaban tratando de lograr con el movimiento de las mujeres.” 13 Su objetivo había sido usar el partido como un camino hacia la igualdad para todos, ya fuera en los deportes, en el lugar de trabajo o en sus vidas sociales.

Centro Nacional de Tenis Billie Jean King en Nueva York, agosto de 2019 | Cortesía de Wikimedia Commons

La Asociación de Tenis de los Estados Unidos (USTA) honró el gran logro de Billie Jean King por construir el Billie Jean King National Tennis Center en Queens, Nueva York, en 1978. 14 Desde entonces, el torneo anual del Grand Slam, el US Open, se ha llevado a cabo en su centro de tenis, recordando a todos que el coraje, la determinación y la habilidad de Billie Jean King permitieron que ayudara a las mujeres de todo el país a superar el estigma social asociado con las mujeres en general. Ella inspiró a las mujeres a perseguir sus sueños y enfrentar la oposición, abriendo un camino para que niñas de todas partes aseguren que, cuando enfrenten a su propio Bobby Riggs, lo último que harán será rendirse. 

 

  1. Susan Ware, Game, Set, Match: Billie Jean King and the Revolution in Women’s Sports (North Carolina: The University of North Carolina Press, 2011), 1.
  2. Jane Summer, Billie Jean King (Michigan: Gale, 2004), 24.
  3. Feminist Philosophies A-Z, 2007, s.v. “Second Wave Feminism,” by Nancy McHugh.
  4. Feminist Philosophies A-Z, 2007, s.v. “Second Wave Feminism,” by Nancy McHugh.
  5. The Senate approved the ERA in March 1972, sending it to the fifty states for their ratification. It failed to receive the necessary two-thirds states’ ratification to become a constitutional amendment by its sunset date of March 22, 1979.
  6. Susan Ware, Game, Set, Match: Billie Jean King and the Revolution in Women’s Sports (North Carolina: The University of North Carolina Press, 2011), 1.
  7. Susan Ware, Game, Set, Match: Billie Jean King and the Revolution in Women’s Sports (North Carolina: The University of North Carolina Press, 2011) 2.
  8. Encyclopedia of Diversity in Education, 2012, s.v. “Title IX of the Education Amendments of 1972,” by Catherine F. Pieronek.
  9. Sue Bradford Edwards, Women in Sports (Minnesota: Essential Library, 2016), 43, 52.
  10. Sue Bradford Edwards, Women in Sports (Minnesota: Essential Library, 2016), 42.
  11. Sue Bradford Edwards, Women in Sports (Minnesota: Essential Library, 2016) 46.
  12. Susan Ware, Game, Set, Match: Billie Jean King and the Revolution in Women’s Sports (North Carolina: The University of North Carolina Press, 2011), 2.
  13. Susan Ware, Game, Set, Match: Billie Jean King and the Revolution in Women’s Sports (North Carolina: The University of North Carolina Press, 2011), 43.
  14. Susan Ware, Game, Set, Match: Billie Jean King and the Revolution in Women’s Sports (North Carolina: The University of North Carolina Press, 2011), 44.

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