En la comunidad de la Universidad St. Mary’s existe una fraternidad con una presencia importante de personas provenientes de Centroamérica. Destaca la figura de Salvador García por una razón: ha sido miembro de la fraternidad por más tiempo que cualquier otro. Dentro de esa fraternidad, se pueden identificar varias variedades dialectales entre los miembros hispanohablantes. Se escuchan variedades de regiones como El Salvador, Honduras, Nicaragua y México, por ejemplo, y en esta fraternidad estas variedades están en contacto constante. En este artículo, voy a presentar la relación entre estas variedades y otros idiomas. Específicamente, me centraré en tres objetivos: la diferencia fonética que experimenta una persona al estar en contacto directo con otro idioma, los cambios léxicos que ocurren en esta situación y, por último, si hay cambios morfológicos en la comunidad. Se va a ver qué tipo de características nativas se destacan en el habla de un hondureño nativo que vive rodeado por otras variedades de la lengua española.
El enfoque de mi artículo es presentar y analizar el habla de Salvador García, una persona que ha tenido cinco años de interacciones con gente de diferentes idiomas y variedades. El idioma más comúnmente hablado en el barrio en que se ubica St. Mary’s es el español, hablado en un 55.5% de los hogares, mientras que el inglés monolingüe se habla en un 43.4% de los hogares (Royall, 2018). Lo interesante de esta universidad es que hay muchos inmigrantes de diferentes países, lo que significa que hay una diversidad de diferencias fonéticas (de pronunciación) y léxicas (de vocabulario). Sin embargo, no se puede asumir que sea común que estos idiomas diferentes interactúen diariamente, ya que los estudiantes internacionales en la universidad solo componen el 8% de la población total del campus (Office of Institutional Effectiveness, 2019). Eso es lo interesante de Salvador; él forma parte de una comunidad masculina en la escuela que constantemente interactúa en diferentes dialectos del español. Usando a Salvador como punto focal, quiero investigar dónde el contacto lingüístico se ve más prominente, en el aspecto léxico o el fonético. En Honduras, hay muchas diferencias en comparación con el español mexicano que se habla regularmente aquí en la Universidad de St. Mary’s. Al hablar con Salvador, es fácil notar que tiene un acento, y no es hasta que se aprende de dónde es que tiene sentido que la forma en que habla.
Salvador García Kozeliski nació en 2001 en Fort Worth, Dallas. Su madre es de Nuevo México, mientras que su padre es de Honduras. Salvador pasó sus años escolares en Tegucigalpa, Honduras, en una pequeña escuela católica privada, desde el preescolar hasta el grado 12. En esta escuela, aprendió inglés y español, ya que era una escuela bilingüe completa, pasando la mitad del día haciendo tareas en inglés y luego cambiando al español formal. Durante los veranos, pasaba su tiempo en Nuevo México con la familia de su madre donde hablaba solamente inglés, a menos que estuviera hablando con familiares o amigos de Honduras. Al buscar un buen candidato para la investigación, se determinó que lo mejor sería un hablante nativo de español. ¿Es Salvador un hablante nativo del español, dados estos movimientos entre Tegucicalpa y Nuevo México? García (2017) escribe, “El lenguaje de un espacio geográfico en particular está habitado cada vez más hoy en día por personas de muchas procedencias y con prácticas lingüísticas muy diferentes, y la categorización de los hablantes como nativos/no nativos ha sido cada vez más cuestionada” (p. 13). Por lo tanto, como ha hablado Salvador tanto inglés como español desde que era niño, se decidió que sería considerado un hablante “nativo”, de hecho, de las dos lenguas.
La razón por la que Salvador eligió asistir a St. Mary’s fueron varias. Principalmente, como la mayoría de los demás, St. Mary’s era una de las pocas universidades que reclutaba de su escuela. Sin embargo, esta no era la única razón; St. Mary’s también estaba más cerca de su hogar y en una ciudad más grande. Él afirmó que los valores católicos que mostraba la escuela eran otra gran razón por la que eligió St. Mary’s. Cuando llegó a St. Mary’s, nunca había pensado en unirse a una fraternidad. También había oído cosas negativas asociadas con las fraternidades, como la mayoría de las personas cuando ven las películas. Sin embargo, cuando llegó a la universidad, comenzó a interactuar rápidamente con personas de Centroamérica, que nunca mencionaron que estaban en una fraternidad. Solo a través de la interacción constante con estas personas, se dio cuenta Salvador de que todos eran parte de la misma fraternidad. Ese semestre decidió participar en el reclutamiento con varios otros centroamericanos. Fue entonces cuando comenzó a comprender las conexiones que tiene la fraternidad, incluso conociendo a personas que conocían a sus padres. Fue más que las conexiones; fue el hecho de que podía hablar ambos idiomas y tener algo en común con el lugar donde había crecido.
En Honduras, una característica del español hablado es el trueque de los sonidos /l/ y /ɾ/ en posición final de sílaba de algunas palabras, diciendo, por ejemplo, “á[l]bo[l]” o “á[ɾ]bo[ɾ]”. En México, sin embargo, se suelen mantener estos sonidos, lo que significa que se diría “árbol” (Lipski, 1996/2014). Una característica bastante distintiva del habla hondureña es que el sonido /s/ en posición final de sílaba se aspira, dando [h]. Por ejemplo, la palabra “tres” se pronunciaría como “tre[h]” en Honduras, mientras que en México se pronunciaría como “tres” sin la aspiración. No solo se aspira la /s/ final en Honduras, sino que también se aspira la /s/ inicial, como en la palabra “semana”, dando “[h]emana” (Lipski, 1996/2014). Estas pequeñas diferencias en la pronunciación pueden hacer que el español de Honduras sea un poco más difícil de entender para la gente de otros países de habla hispana, particularmente los mexicanos o los mexicanoamericanos.
Estas no son los únicos elementos del español hondureño que son diferentes del español mexicano que muchas personas en la frontera y en Texas normalmente experimentan. Aunque la fonética es un aspecto importante que distingue los dialectos, no es la única diferencia en la que nos centraremos. También es importante observar la diversidad léxica que se puede escuchar cuando las diferentes lenguas y variedades entran en contacto. Donde antes había una palabra, ahora hay varias. Un ejemplo de esto en los Estados Unidos es que en el noreste pedirán un “soda” para beber, en el norte será un “pop”, y en el sur pedirán un “coke” (McConchie, n.d.). Unos ejemplos en español son “chele” y “cipote” en Honduras, pero “güero” y “chamaco” en Mexico (Lipski, 1996/2014). Todos se refieren a lo mismo, pero el léxico cambia a medida que cambian las regiones.
En mi conversación con Salva, él habló sobre este tema, diciendo que cuando visita Honduras, sus amigos y familiares siempre le comentan que habla diferente y algunas veces le han preguntado de qué está hablando. Una explicación para esto se encuentra en Peace (2021), que dice, “La teoría de la acomodación establece que los hablantes pueden usar el lenguaje para reducir la diferencia entre ellos y sus interlocutores adoptando las características lingüísticas de su interlocutor” (p. 51). Durante su tiempo en St. Mary’s, Salvador ha cambiado su elección de palabras y el tono de habla para parecerse más a las personas con las que vive aquí en los Estados Unidos. Este es un ejemplo perfecto de cómo pasar mucho tiempo en contacto con los idiomas y los dialectos diferentes puede cambiar el dialecto de un hablante hasta un punto notable para los de su país natal.
Es importante destacar que la mayor parte del contacto que Salva tiene en su fraternidad es con personas de países como El Salvador y Nicaragua. Thordardottir & Hávarðarson encontraron que el tener un acento extranjero puede afectar de manera negativa las relaciones de una persona con los que están a su alrededor (2021). Así que, durante su tiempo en la Universidad de St. Mary, el lenguaje de Salva ha cambiado para parecerse más al de los otros miembros de su fraternidad, aunque él continúa hablando como hondureño. Sus padres le dicen que la forma en que habla no es tan buena como solía ser cuando vivía allí en Honduras.
Lo más interesante que aprendí sobre Salva es el voseo y cuándo utiliza “vos” en las conversaciones. Él dijo que “vos” es la forma menos formal de hablar y la más comúnmente usada en sus interacciones dentro de la fraternidad. “Vos” no es el “vosotros” que se encontraría en España; en cambio, es otra forma de la segunda persona de singular. En Honduras, “vos” es la forma más informal, mientras que el “tú” se utiliza en contextos más formales, pero no tan formales como los en que se usa el “usted”. Sin embargo, en México, se encontrará que “vos” no se utiliza ampliamente; en casi todo el país, se escuchan solo “tú” y “usted” (Lipski, 1996/2014). Aunque pasa mucho tiempo hablando con sus hermanos de fraternidad, Salvador dijo que la razón por la que utiliza “vos” es debido a cómo creció y al tono que ha utilizado con su familia desde que era niño.
A lo largo de la conversación y su análisis, Salvador se mantuvo fiel a su nacionalidad, o bien no logró acomodar mucho su léxico, fonética o morfología. Según Hernández (2009), “Podríamos decir que la inclinación de un individuo para ceder o resistir la acomodación está estrechamente vinculada a los valores sociales que surgen de la comunidad” (p. 8). Salvador permaneció fiel a los valores de su lugar de origen; sin embargo, la razón por la que sus padres afirman que suena diferente es debido a cómo su registro ha cambiado. El registro se puede definir como “un conjunto de vocabulario especializado y dispositivos/estructuras sintácticas y retóricas preferidos (o desfavorecidos), utilizados por grupos socio-profesionales específicos para fines especiales” (Schiffmanm 2007, párr. 6). Esta comunidad en San Antonio le ha añadido un nuevo aspecto a su vida, uno que no ha cambiado los valores de su habla que desarrolló en Honduras con su familia. Más bien, ha modificado su forma de hablar, pasando de un registro formal a uno más informal.
En general, durante su tiempo aquí en la Universidad de St. Mary, el lenguaje que habla Salva ha cambiado del español formal hondureño a algo más representativo de su fraternidad. Elementos léxicos, fonéticos y morfológicos fueron observadas durante la entrevista con Salvador; sin embargo, ninguna de ellas cambió su herencia hondureña. Bayley et al. (2012) encontraron que “los resultados para el efecto de las redes sociales y profesionales … sugieren que ni la proximidad geográfica ni el desequilibrio demográfico extremo son suficientes para conducir a la convergencia con el dialecto minoritario más comúnmente hablado en un área. Más bien, se requiere un contacto frecuente en una variedad de situaciones” (p. 58). Salvador ha pasado cinco años de su vida aquí en esta escuela, cuatro años y medio siendo parte de esta fraternidad, una pequeña comunidad de latinoamericanos. Este período de su vida ha permitido que su español se desarrolle y evolucione en lo que experimentamos hoy al hablar con él. A través de la conversación, fue notable ver que no cambió la forma en que hablaba en ninguno de los aspectos que originalmente se hipotetizaron (el léxico, el fonético y el morfológico), sino que se encontró que el registro de su habla ha cambiado. En conclusión, el tiempo de Salvador en la Universidad de St. Mary y su participación en su fraternidad han contribuido a la evolución de su lenguaje, dando como resultado una mezcla única de su herencia hondureña y las influencias lingüísticas de sus redes sociales y profesionales. El estudio respalda la idea de que son necesarias las interacciones sociales frecuentes y diversas para la convergencia y el cambio lingüístico, y la experiencia de Salvador sirve como ejemplo de este fenómeno.
Referencias
Bayley, R., Cárdenas, N. L., Schouten, B. T., & Vélez Salas, C. M. (2012). Spanish dialect contact in San Antonio, Texas: An exploratory study. In K. Geeslin & M. Díaz-Campos (Eds.), Selected Proceedings of the 14th Hispanic Linguistics Symposium (pp. 48-60). Cascadilla.
García, O. (2017). Problematizing linguistic integration of migrants: The role of translanguaging and language teachers. In J.-C. Beacco, H.-J. Krumm, D. Little, & P. Thalgott (Eds.), The linguistic integration of adult migrants: Some lessons from research / L’intégration linguistique des migrants adultes: Les enseignements de la recherche (pp. 11-26). De Gruyter.
Hernández, J. E. (2009). Measuring rates of word-final nasal velarization: The effect of dialect contacts on in-group and out-group exchanges 1. Journal of Sociolinguistics, 13(5), 583–612. https://doi.org/10.1111/j.1467-9841.2009.00428.x
Lipski, J. M. (2014). El español de América. (S. I. Recuero, Trans.) Cátedra. (Original work published 1996).
McConchie, A. (n.d.). Pop vs. soda. https://popvssoda.com/
Office of Institutional Effectiveness. (2019). 2019 university profile. St. Mary’s University.
Peace, M. M. (2021). “Aquí el español es muy diferente”: Mexican Americans’ linguistic characteristics in social interactions with Spaniards. In R. Pozzi, T. Quan, & C. Escalante (Eds.), Heritage speakers of Spanish in study abroad (pp. 51-76). Routledge
Royall, E. (2018, August 1). Topogeo: Where San Antonio is the most multilingual. San Antonio Report. http://sanantonioreport.org/topogeo-where-san-antonio-is-the-most-multilingual/
Schiffman, H. F. (2007). Linguistic register. University of Pennsylvania. http://ccat.sas.upenn.edu/~haroldfs/messeas/regrep/node2.html
Thordardottir, E., & Hávarðarson, G. (2021). Accent, comprehensibility, and confidence in second and third languages of adolescents: How do they relate to language proficiency and language interactions? Journal of Speech, Language, and Hearing Research, 64, 4828–4844.
2 comments
Gonzalo Medellín
la verdad es que se me hizo muy interesante porque ya va a ser tiempo de ver faternidades. pero me gusta mas como todos los ninos de centro america se pueden juntar y hablan como si fueran amigos desede siempre. y yo personalmente soy mexicano pero me gusta hablar con todas las personas de diferentes partes de centro america.
Fernando Milian
La historia de Salvador no deja indiferente a nadie. Su caso demuestra, como bien describes en tu artículo, uno de los tantos existentes donde nuestra forma de hablar se ve modificada e influenciada por la constante exposición a otros dialectos y culturas. Nuestra universidad es un gran ejemplo de como en un espacio pueden converger tantos dialectos y cuando existan diferencias entre todos ellos, nuestra comunicación no se ve dificultada. Todo lo contrario, aprendemos unos de otros y adaptamos nuestras formas de hablar al espacio que ocupamos para encontrar un punto medio entre las costumbres lingüísticas de otros y las nuestras. Muy buen artículo.